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Dirección: Alberto Campón. Cámara: Camilo Valencia. 

 

 

Titubeantes entramos a la sala oscura de plató. Varios focos creaban un punto de luz que iluminaba una silla blanca. Comenzamos el taller simulando un casting. Nos presentamos frente a cámara con nuestros datos más relevantes. Alberto nos dio algunos consejos. Entre otros hablar claro, llevar ropa neutra, tener confianza en uno mismo y expresarse con naturalidad. Además de no olvidarse de ningún dato. En esta primera toma de contacto, todos descubrimos que la cámara nos ponía nerviosos. Sólo era el principio, teníamos seis horas para deshacer la timidez.

La improvisación es fundamental para el crecimiento de un actor. Si sabes improvisar, sabes actuar. Muchas de las mejores escenas de la historia del cine son producto de la imaginación  y la espontaneidad. El cine te ofrece esa posibilidad. El margen de error es casi infinito. Siempre puedes repetir la toma. Algunos directores ocultan el guion a sus actores y simplemente les marcan unas pautas para improvisar. En teatro pasa lo contrario. Los guiones son muy cerrados y todo está estrictamente medido. Si experimentas o fallas puedes confundir a tu compañero.

Fotografías de Romina Esther Yupanqui 

Texto de Macarena Merchán Romero 


Otra de las cosas a tener en cuenta es que en pantalla la imagen es plana, dos dimensiones. Es importante evitar los perfiles de las caras, para dar esa sensación de tridimensionalidad, y tratar de enseñar el rostro lo mejor posible. El recurso utilizado se denomina señal de cámara. Consiste en parar la conversación y dirigir la cabeza y la mirada hacia un punto para pensar o hacer una pausa dramática. Ese punto se encuentra entre el hombro de la persona con la que estás dialogando y la cámara. La señal debe ser a favor de cámara, nunca en contra.

Para poner en práctica todo lo aprendido improvisamos, por parejas, unos diálogos. Después interiorizamos unos textos que nos reparte Alberto y creamos una propuesta que contestase a las preguntas de dónde venimos, a dónde vamos y cuánta prisa llevamos. El discurso debe ser claro. Descubrimos que es súper divertido inventar, crear y ser otra persona durante unos minutos. La adrenalina reemplazó a la vergüenza. Las propuestas fueron modelándose y perfeccionándose. Al revisaren la televisión el resultado final quedamos satisfechos.

Todos los asistentes disfrutamos y aprendimos muchísimo en el taller. Superamos la vergüenza e improvisamos. Aprendimos los mecanismos básicos de actuación frente a cámara y sobre todo germinó en nosotros un interés especial por el cine.                 

TALLER INTENSIVO 
INTERPRETACIÓN FRENTE A LA CÁMARA

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