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“El hombre, la mujer, el ser humano, es la medida. El cuerpo es la medida de todas las cosas”. ¿Es nuestra angustia existencial lo que hace que vivamos el teatro que es la propia vida, la vida con más dramatismo? Lo ejemplifica con fotografías de David Nebreda, autor tremendamente atormentado en su estética, con sesiones de trabajo de la angustia interna y externa en talleres teatrales, con vídeos de performances sobre el “vacío” y la “disolución corporal” en distintos festivales. Las emociones dejan heridas en el cuerpo. Nuestra cara refleja nuestros sentimientos.

Al final, el profesor García propone un pequeño experimento: que todo el auditorio grite y libere su rabia y emoción negativa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ARIS PAPAGEORGUIU

 

Desde siempre, las emociones han sido relegadas a un segundo lugar mientras que la razón tiene un papel principal y domina el ámbito público. También se asocia a las mujeres en el intento de apartarlas de lo público. Se dice a menudo que la alegría es fuente de energía. Pero, al mismo tiempo, por más cosas negativas que nos ocurran, también se saca energía de ello. Qué es un hombre, mujer, un ser humano, una medida.

El cuerpo es la medida de todas las cosas. Como el cuerpo es texto, a veces, se identifica profundamente. Tiene también la capacidad de trasmutar el dolor. Las emociones negativas son necesarias. Sin ellas no estaríamos aquí. Hay muchos seres que dependen de ellas para vivir. Esa negatividad también es la normalidad. La ansiedad es anticipar una mala emoción y la mayoría de las enfermedades mentales son la incapacidad de controlar las emociones negativas. Se reflejan en el rostro y en el cuerpo. En el rostro aparecen emociones, pero también sensaciones y sentimientos (como algo más profundo que las emociones). Las emociones son gracias a nuestra capacidad de percibir. Hay distintas teorías, algunas ponen cosas delante de las otras y otras lo ponen todo al mismo tiempo sobre como aparecen las emociones.

A lo largo de la Historia, el Ser Humano se ha recreado muchísimo en las emociones negativas. De la Grecia Clásica, por ejemplo, solo nos quedan los dramas. Parece que siempre hemos dado más importancia a la parte negativa, al dolor, el sufrimiento, etc. En el rostro tenemos una serie de músculos, mímicos o cutáneos. Se les llama cutáneos porque a diferencia de los músculos normales, no tocan los huesos. Los músculos del cuello también pueden funcionar de manera similar No todos los músculos de la cara son miméticos. Los músculos encargados de masticar, temporal y masetero. No son miméticos, pero si pueden ayudar a expresarlas. Por ejemplo, cuando apretamos la mandíbula.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RAQUEL MARTÍNEZ

 

La traición es lo que más duele y sobre todo cuando tiene que ver con el amor. Hay una hipótesis de retroalimentación de las emociones. Si vemos a alguien sonriendo, le sonreiremos. Con una traición se unen la rabia y la perdida. En cuanto al ámbito artístico necesitamos de la empatía y la asertividad, para llegar a una buena conexión con el espectador hay que estar informado. ¿Por qué las emociones negativas tienen más fuerza que las emociones positivas? No hay una única respuesta objetiva que nos ofrezca respuestas en cuanto a las emociones, de hecho, nos refugiamos en nosotros mismos, una “máscara” invisible que nos protege de nuestros propios impulsos, esto permite al cuerpo expresarse mejor, socializar y comunicarnos con éxito. El objetivo general es mostrar parte de nuestra cultura, una base desde la que partimos y no podemos controlar.

Fotografía: Ana Herrera
Fotografía: Ana Herrera
Dibujo: Alex Luque
Fotografía: Jorge Perona

Fotografía: Jorge Perona

Fotografía: Ana Herrera

Fotografía: Ana Herrera

Dibujo: Alex Luque

Fotografía: Ana Herrera

EMOCIONES NEGATIVAS

 

Las emociones han sido vinculadas a lo femenino. El miedo, la aversión, la ira, la tristeza, incluso la sorpresa puede tener una dimensión negativa; solo se salva la alegría.

 
FRANCISCO GARCÍA GARCÍA

 

El asco y la ira son dos profundos instrumentos artísticos, pero más que ninguna otra, la tristeza. Porque estamos tristes, vacíos en nuestro dolor, y es eso lo que el Arte permite plasmar y exteriorizar. “Somos carne, vida, que se manifiesta en nosotros de forma material”. Y en nuestra cara se plasma esa vida: las dudas, las tensiones, los miedos, las inquietudes, el dolor, quedan marcados en el cuerpo, y especialmente en el rostro.

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