Cerramos las conferencias de las III Jornadas de “El cuerpo como medida: un cuerpo de cine” con el director, y actor de doblaje Eduardo Gutiérrez. Ha doblado más de 400 películas, entre ellas X-Men, Harry Potter, El Libro de la Selva, Nemo, etc… en 30 años de profesión.
Comenzó su carrera como locutor de radio, a raíz de lo cual tuvo la oportunidad de entrar en el mundo del teatro y experimentar nuevos mundos. Una vez en el teatro tuvo la posibilidad de ser doblador de voces, profesión que le enamoró. Actualmente se dedica a dar clases en una academia de doblaje, lo cual compagina con su labor como profesor de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).
“Tanto la voz como el cuerpo forman parte de nuestro ser, igual que un pintor expresa emociones con su pincel, un actor transmite con su cuerpo.” Nos comenta Eduardo.
Eduardo hace un análisis de lo que es el cuerpo, de la herramienta natural que nos ofrece la vida y las distintas formas que la podemos usar para transmitir aquello que sentimos. El cuerpo siempre colabora con las emociones, nos ayuda a expresar y contar lo que queremos decir. El actor de teatro está supeditado a una escenografía, un director y una iluminación que previamente se ha hecho, sin embargo, está escenografía no servirá de mucho si no se transmite nada con ella, si no hay un cuerpo que despierte una emoción en otros capaz de transmitir.
Las versiones originales, según Eduardo, es “mucho mejor que un doblaje, en el cual perdemos información y, sin embargo, es necesario para muchas personas (ciegos, idioma, etc.)” Ser actor de doblaje, se reconoce, así como “actor” porque tiene que representar igual que un actor “visual” pero de manera acústica. “El ser humano no solo se alimenta de comida, sino también de emociones y, si soy capaz de alimentar esas emociones, para mí es una misión cumplida” en palabras de Eduardo.
Hay voces bonitas que no transmiten nada y voces “feas” capaces de emocionar con muy poco. El silencio también es una forma de llegar a los demás, si se maneja de manera adecuada. Comenta la gran importancia que tiene el espectador para él, su obra y su manera de comunicarse cambia y fluye según la reacción de quien esté delante. El silencio es de agradecer, descansar de una emoción también es importante, se debe tener en cuenta que el público necesita digerir aquello que se le frece, Eduardo lo compara con la comida, “nos alimentamos bien si comemos una cucharada y la digerimos sin inmediatamente meternos la cuchara en la boca, de otra manera distinta nos podríamos atragantar y no queremos que el público se atragante con la obra.”
La voz, al igual que nuestro cuerpo, es una manera de expresión y forma para de nuestro ser. No se trata de usar la voz solo para comunicar, sino también para dar un mensaje de la manera más amena, incluso poética, posible.
“El cine es como una banqueta de tres patas: director, actor y técnico. Ninguno es más importante que otro, pero si falta alguna de las patas el rodaje dejaría de tener sentido.”
En cuanto a su experiencia en rodajes, siempre se informa sobre los temas que trata en las películas o se lee la novela en la cual se ha inspirado el director, esto le ayuda a inspirarse. Un conjunto de conocimientos sorprendentes para una labor aparentemente sencilla. El poder de transmitir con la voz sólo está dado a algunos y, como decía desde un principio, es la herramienta como lo es el pincel para un pintor.
Fotografía de Jorge Díaz Perona
Texto de Yaiza Molina Camello